Si nos preguntan para qué sirven los sentidos, cualquiera de nosotros podría responder: «El tacto me sirve para palpar, el oído para escuchar, el olfato para oler, y así sucesivamente, pero ¿qué sucede si se pierde un sentido?
Es fácil deducir que un ciego tendrá que sacar mayor provecho de los sentidos restantes para compensar en cierto modo las funciones de la vista. Por esto, los sentidos en los ciegos tienen además otras funciones peculiares e interesantes.
a.- El tacto.-
Bien es sabido que con el tacto percibimos la presión, la forma y extensión de los objetos, su aspereza, suavidad, dureza, blandura, etc. pero téngase también presente que para los ciegos, el tacto adquiere un valor mucho más notorio, pues gracias a él pueden palpar, examinar, observar y conocer una inmensa cantidad de seres y objetos.
Asimismo, gracias al tacto pueden leer y asimilar de este modo toda la información que hay en los libros.
Hay que recalcar también que los ciegos pueden tocar instrumentos musicales y escribir en el teclado ordinario de cualquier computadora valiéndose sólo del tacto.
b. El oído y la ecolocación.-
Muchos ciegos, valiéndose sólo de los oídos, pueden detectar obstáculos como muros o postes sin necesidad de tocarlos.
Para entender esto, hablaremos muy brevemente sobre los murciélagos, quienes practican este sistema pero de forma mucho más desarrollada.
Estos animales pueden volar y cazar a sus presas en la más completa oscuridad. Para que esto sea posible, se desplazan emitiendo ultrasonidos, cuyas ondas, al dispersarse chocan en los objetos que están en su entorno y regresan al murciélago como un eco.
Los murciélagos sienten estos sonidos-reflejos o ecos, y así perciben auditivamente a los objetos o a sus presas.
Este sistema para detectar auditivamente a los objetos se llama ecolocación, es decir , localización por el eco.
Gracias a la ecolocación, los murciélagos pueden saber qué cosas hay en su camino y pueden detectar hasta los insectos más pequeños.
Es obvio que el hombre no posee la magistral habilidad auditiva de los murciélagos; sin embargo, un ciego y también un vidente entrenado pueden detectar muros, postes u otros obstáculos parecidos a más de tres metros de distancia. Para lograrlo, pueden producir ruidos o sonidos, ya sea golpeando los muslos con las manos, zapateando, o golpeando consecutivamente el bastón contra el suelo. De la misma manera el sonido se expande y choca con el objeto, produciéndose un pequeño eco que regresa a los oídos, esto les permite a los ciegos detectar los obstáculos y hacer maniobras para esquivarlos; de ahí que se pueda decir que en cierto modo, es posible ver con los oídos.
Finalmente, diremos que esta habilidad parece desarrollarse más en los ciegos de nacimiento y en los que han perdido la vista a temprana edad.
c.- El olfato.-
Por medio del olfato los ciegos tienen acceso a un caudal de información incalculable.
Por medio de este sentido perciben los diferentes olores que hay en el ambiente y pueden tener conocimiento de la existencia de muchos objetos o situaciones. Por ejemplo, según el olor que perciban a la distancia, pueden saber si pasan por una panadería, zapatería, tienda de ropa, etc.
Con el olfato además es posible reconocer y distinguir alimentos, saber si un objeto es nuevo o viejo e incluso es posible identificar a las personas.
d.- El gusto.-
No podemos dejar de lado al sentido del gusto que a menudo es olvidado injustamente o puesto en un segundo lugar; pero en verdad es tan importante como los demás sentidos. Gracias a él nos podemos deleitar sintiendo los innumerables sabores que existen; imaginemos pues, lo vana y aburrida que sería la vida sin el gusto.
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